martes, 2 de julio de 2013

Cosas de escuela

   Recuerdo mis días de colegio. Cuando tenía cinco años me levantaba sola en la madrugada sin tener noción de la hora, y despertaba al que ese día le tocara llevarme al preescolar. Pueden imaginar el tremendo fastidio que representaba eso para mi mamá, mi papá, mis tíos o abuelos... pero para mi era la emoción más grande del mundo, porque eso significaba usar los cuadernos nuevos, los colores o plastilina que había hecho comprar a cualquiera de ellos porque "la necesitaba! la maestra dijo!". 

   Quien en su sano juicio podía negarme un lápiz para yo hacer tarea? ... para mi era como dos niños Jesús al año!!, la compra de útiles escolares y uniforme, y los regalos y estrenos de navidad. El mismo valor tenía una barbie que un juego de prismacolores... así, quien me podía decir que no?

   Uno de mis mejores recuerdos es que mi mamá me forraba los útiles y le ponía las etiquetas de los muñequitos de la época, vale caer la cédula y decir que eran los Pitufos! y Fresita!, de esta manera era muy fácil para mi identificar mis cosas... Recuerdo también que aprendí a leer muy rápido y tenía un juego con mi papá que en ese momento trabajaba con un camión, y era que tenía que leer los letreros de la carretera antes que mi papá los pasara.

   Como sabía leer, mi abuelo materno compró la colección de aquella comiquita de "Erase una vez el hombre", estaba en una caja y yo pasaba horas y horas leyendo en el piso y el montón de revistas dispersas. Con mi abuelo paterno tenía un juego que consistía en pensar una palabra y hacer un dibujo que el otro podía adivinar, y con mi mamá ya un poco más grande las agradables y largas tardes de scrable. Mi mamá lo hace muy emocionante, hasta llegamos a incorporarle palabras de un tema en particular que valían por partida doble.

   Mi tío me enseñó técnicas para dibujar y pintar y a hacer mi tarea con orden, y hasta tenía un vecino que resultó mi primer enamorado que se ponía a enseñarme a multiplicar con más de una cifra en la pizarra que mi mi mamá me había instalado en el patio.  

   Me encantaba el colegio... hacía pocos amigos, pero esos amigos siguen siendo hasta hoy un punto de apoyo. Me encantaban mis maestras, porque me estimulaban a seguir avazando, pocas veces me tocó una que fuera realmente mala, y eso porque tendría muchos alumnos en una sola sección. 

   Uno de mis periodos más especiales fue haber estudiado en La Coruña - España, cuando tenía entre 10 y 13 años, estaba comenzando apenas el bachillerato. Tenía que aprender gallego para poder entender mis clases, con todo, salí bastante bien. En esa época mi materia favorita era Ciencias Sociales, porque englobaba historia, geografía, educación ciudadana... mi mamá siempre me ayudó a estudiar historia, decía: "esto es como un cuento", y así podía yo aprender historia medieval de Esapaña en Gallego.

   Siempre fui un poco precoz, siempre fui la menor del salón, y por ello, he podido desarrollar diferentes intereses en cada una de las etapas. Quise ser artista plástico, bióloga marina, física, fotógrafa... en fín. No me arrepiento de nada, no sería la persona completa que soy hoy en día. Esta persona que trata de conciliar toda esa curiosidad que mi familia cultivó en mi desde pequeña. Agradezco todo lo hermoso que se ha sembrado en mi durante toda mi vida. Feliz, feliz de saber y querer conocer...  

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