lunes, 29 de abril de 2013

We all want to change the world!!

   Cuando tenía 14 años tenía bien definido qué era lo que quería hacer al graduarme de bachiller.... Nada más ni nada menos que SALVAR AL MUNDO!! la mayoría sólo quiere cambiarlo, pero yo, en esta ilusión infantil que se mantuvo gran parte de mi adolescencia, que se mezclaba con aquella parte espiritual, y calzaba con esa aquella imagen de come flor con falda y yogue moderno, creía que ese era mi destino. Llevaba muy adentro de mí una versión valiente de mi misma que quería salir corriendo a formar un grupo de Greenpeace venezolano y salvar... bueno lo que haya que salvar!!. Quería ser biología marina. Nada que ver con mi oficio actual de historiador.

   Me maravillaba el agua, lo inmenso del océano, la fuerza y los efectos de la corrientes marinas, las tortugas marinas y por supuesto, las ballenas. Aprendí de memoria toda las clases de cetáceos, su posible procedencia y los diferentes hábitat. Lo que me llamaba más la atención de estos animales es su enorme tamaño, y aún así su delicadeza. Imaginaba viajar largas distancias en lomo de un cachalote... me imaginaba en medio de aguar polares con micrófonos que recogiera los sonidos marinos a millares de kilómetros de distancia. 

   Pero por circunstancias de la vida, la PROVIDENCIA me alejó de ese camino, me acercó al arte y a la historia. Mi destino era estudiar una carrera con la cual pudiera atender todas mis curiosidades, como investigadora nata y lectora, la historia en verdad se me da muy bien. Quizás no me sienta tan valiente aunque sí muy responsable de todo lo que produzco en el ejercicio de mi oficio. Y quizás no pueda ya salvar al mundo en los términos que pensaba cuando niña, pero sí a mantener viva la memoria colectiva, ayudar a la sociedad a construir su propia identidad, y que ella de esta manera, pueda cambiar su propio destino.

   Y sí. Todavía sonrío cuando veo algún documental de Greenpeace salvando ballenas...       

   
  

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