martes, 30 de abril de 2013

REVERÓN "El Genio loco"


   
Si quisiéramos otorgar a Armando Reverón un sentido Arquetipal, sin duda calza a la perfección como el Genio Loco. Definimos al Genio Loco como un personaje destacado entre sus contemporáneos como totalmente distinto y original, enigmático y atrayente cuya vida luego de la vida continúa convertida en altares de la sociedad que una vez lo acogió, y que por supuesto, a través de estos altares, sobreviven a en la memoria colectiva.

  El Loco Genio, es un sujeto que por sus extravagancias es aplaudido por sus contemporáneos, pero que al mismo tiempo se cuela un hilo de incomprensión y temor, por este sujeto en extremo extraño.

   Antecedentes a las extravagancias de Reverón y de su poder atrayente, lo vemos en el artista español Salvador Dalí; tanto Dalí como Reverón poseían una  vivienda – taller en donde el arte y la cotidianidad no tenían un límite definido. En el caso de Reverón, El Castillete, junto con mobiliarios y otros elementos (arte – objetos) propios de una vivienda, fueron diseñadas por el artista. En caso de Dalí, su famoso jardín de esculturas y algunos muebles diseñados de forma especial. Ambos espacios sumamente atrayentes de intelectuales del arte, la literatura y la vida cultural en general, y por supuesto, todos admirando tal genialidad.

   Reverón supo usar muy bien esta mirada del otro en su propio beneficio y en actuar como se esperaba.  El artista venezolano Mateo Manaure comenta en su artículo Reverón se hacía el loco para sobrevivir lo siguiente en una visita al Castillete que fue interrumpida:
  
               Armando, que estaba hablando seriamente conmigo sobre pintura, me dijo: <<Mateo, perdóname, pero tengo que atender a estas personas que acaban de llegar>>. Y una de ellas era Armando Planchardt, y la otra un gringo distribuidor de automóviles. A la vista de aquellas personas, Armando se trasformó en otro. Empezó a hacer piruetas, vistió al mono Pancho de Torero, se puso a pintar y pasó una hora divirtiéndolos. Cuando se fueron los visitantes, cada uno llevaba un cuadro bajo el brazo. Reverón volvió al sito donde estaba conversando conmigo, y me dijo: <<Mateo, perdóname que me tardara tanto tiempo, pero las vainas que uno tiene que hacer para vender dos cuadritos.>>  

   Complejo de Edipo en Reverón:
   Las Muñecas - la figura femenina en su obra

  Las muñecas diseñadas por Reverón a principios de los 40, son catalogadas por los teóricos del arte como Soft Art (arte blando) y representan uno de los elementos más complejos y enigmáticos de la obra del artista. El Artista Carlos Zerpa reflexiona al respecto en su escrito La vida ES la obra en Armando Reverón en el fantasmuseo mágico tecno pagano, de la siguiente manera:

            Las muñecas no solo son valiosas por su carga simbólica y por su cuestionamiento de la belleza tradicional. También lo son por el hecho de formar parte de los rituales cotidianos de una vida dedicada al arte y porque su significado se desplaza: puedes verlas, al mismo tiempo, como peleles, como juguetes, como desnudos que no tienen más que mostrar que su carne, como sátiras al perfeccionismo de la mujer a la hora de vestirse o maquillarse; puedes verlas como modelos para la pintura, como retratos de tipo femenino, como piezas escultóricas, como representaciones de una sexualidad reprimida, como seres humanos resurrectos luego de la muerte…

   Cuando revisamos los datos biográficos con respecto las fechas de creación de las muñecas y la muerte de la madre (1943) y el comportamiento con respecto a la feminidad de la madre, podemos relacionar ambos hechos a través de las siguientes reflexiones:

   Existe un estado de contradicción en el diseño de las muñecas de Reverón que se da entre el grado de detalles en algunos elementos claves de su aspecto como lo son, los ojos, labios, senos y pezones y el vello o pelusa, como lo llama el artista, en contraposición a un sentido de desproporción de extremidades y hasta un aspecto si se quiere grotesco de las muñecas en todo su conjunto.

   Según Roberto Echeto, para Reverón las muñecas son todo lo que hemos afirmado más el planteamiento de una figuración cuya “belleza” está en el exceso, en la desproporción del cuerpo, en la deformidad que raya en lo monstruoso. Las muñecas nos plantean la dificultad de ser piezas hechas desde una estética que no obedece a ninguno de los cánones establecidos por la crítica tradicional (y en un artista entrenado en la formalidad), lo cual nos permite darles una lectura desde lo grotesco e inferir que son nuevamente representaciones deformadas de la materia oscura, bella y feroz del ser femenino.
   
  Con su madre, por ejemplo, el artista tuvo siempre una relación de cercanía-lejanía, con Josefina (la hija de los Rodríguez Zocca, hogar donde de pequeño vivió en Valencia) disfrutó una relación de fraternidad, (y se dice que hasta romántica), truncada por la muerte de la joven; con Juanita vivió una suerte de dependencia maternal ajena a los avatares del sexo. Así que no es de extrañarnos que estas inquietantes muñecas digan mucho de esa ausencia, de ese no terminar de complementarse con la mujer y en la mujer.
  
   Entre otros aspectos las muñecas expresan esa parte narcisista y coqueta de la madre del artista reflejado en esos detalles puestos en el diseño de las misma; al mismo tiempo, sobre ese arte suave de formas desproporcionadas y grotescas como elemento incomprendido de Reverón para con ella, en consecuencia de haber delegado su crianza a otra familia y que desde la perspectiva de Reverón se traduce como abandono. En este sentido, Reverón busca una salida literal en la confección de sus muñecas, en hacerles un peinado, maquillaje, ropa, accesorios etc. de una incomprensión subconsciente de una madre que vive para acicalarse y al mismo tiempo ser superficial y distante.
  
   El complejo Edípico lo vemos claramente reflejado en la obra de Reverón, en constante repetición de la figura femenina. Lo observamos en la última etapa de los 40 cuando sólo utilizaba estas muñecas como protagonistas y modelos, momento que coincide con la muerte de su madre Dolores Travieso Montilla en 1943, así como en hechos puntuales no referentes a su obra, de esa búsqueda y comprensión de la misma; Báez Finol comentó en su historia médica, sobre este respecto …ya instalado en el Castillete, Reverón acostumbraba montarse en una gran piedra y, dirigiéndose hacia el altar (que había construido cerca de aquel sitio), profería gritos llamando a su madre.

   La repetición del trauma según las herramientas psicohistóricas, son claras y literales en la vida y obra de Armando Reverón. La propia figura de la virgen, ya representa literalmente la figura de madre; se destaca en este sentido que La Virgen fue uno de los primeros temas pintados por Reverón y que fue reiterativo a lo largo de su obra.

   Narcisismo, Introversión y complejo de aislamiento; El Castillete.
  
   En 1916, Armando Reverón conoce al artista del simbolismo ruso Nicolás Ferdinandov por medio de artista venezolano Antonio Monsanto, quien explica la gran influencia que hizo el primero sobre Reverón, por su gran inventiva y destreza.
   Ferdinandov hizo a Reverón el siguiente consejo: 

            Consigue algún dinero para fabricar o comprar un techo en un lugar desierto; buscar compañía lugareña; mudarse al sitio elegido y comenzar a trabajar olvidado de la civilización. Armando cumplió al pie de la letra estos preceptos

 Construirse un lugar para vivir o para solazarse trabajando es proclamar vanidosamente “yo soy aquí y ahora”; es afirmar una individualidad cuyo acento se torna especial en el caso de un artista.
   
 En ese particular, nuestro artista creó un lugar para ser él, para ser libre, para ser sin proponérselo, moderno y universal; construir una casa – taller en donde cada objeto que se encuentre allí es una relación directa con la propia identidad, es reconocerse así mismo en cada objeto creado, y colocarse así mismo en un gran escenario para representar la obra de la vida.      

   Con respecto a el aislamiento en la vida de Reverón, este puede ser leído también cono un auto – abandono, un olvidado de la civilización (recordando la cita anterior) o un refugio de los demonios del pasado. De igual manera que en caso de las muñecas, El Castillete no puede ser encasillado a una lectura única o simplista. 

   En la vida y obra de Reverón, todos estos asuntos se yuxtaponen dando la debida forma a la compleja vida del artista, persistente en la memoria como un héroe mitológico, un genio loco que nos atrae y sigue fascinando...    

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